
Miedo: “Sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario” – Diccionario de la Real Academia Española (RAE)
Nuestro cerebro, resultado de más de 700 millones de años de evolución, tiene como objetivo biológico sobrevivir. Su objetivo primario es el de mantenernos vivos, antes de ponerte claras las alternativas que tienes frente a tus ojos para decidir por dónde ir, lo que busca es mantenerte a salvo en tu zona de comodidad y de la que tratará de mantenerte el mayor tiempo posible para preservar la especie.
¿Qué quiere decir esto?
Que es completamente comprensible que sientas miedo a determinado cambio al que te enfrentes en cada etapa de tu vida. Desde empezar algo nuevo, o dejar algo conocido. Esa angustia que sientes antes de empezar algo, es tu cerebro tratando de que desistas, porque lo que él busca es mantenerte segura en un lugar y situación donde se siente realmente cómodo aunque eso signifique que no seas feliz.
Te voy a contar 3 casos frecuentes que veo en sesiones de Acompañamientos One to One:
1.- La mujer económicamente estable, aquella que tiene un trabajo fijo, en donde acude 8 horas a una oficina y realiza trabajos para lo que se formó en la universidad. Tiene un buen puesto y eso le permite llevar una vida tranquila a nivel económico. Esa misma mujer, espera con ansias el viernes para disfrutar de un fin de semana lejos de su trabajo porque no se siente feliz en esa vida que se diseñó.
Los fines de semana hornea, y le llena la alacena a amigos y familiares. Su gran pasión es la repostería. Su sueño es estar frente de una gran línea de postres y que los niños coman sus productos y se sientan felices cuando abran un empaque lleno de colores.
¿Por qué no se dedica a eso?, lo hace muy bien y le hace muy feliz. No lo hace por 3 razones:
- Le da vergüenza que sus amigos y familiares se burlen de ella. Que le digan que es una tonta por dejar un trabajo estable que le margina buen dinero cada mes. Y que es terrible pasar de un puesto administrativo a hornear pastelitos.
- No sabe si es tan buena como para que esa pasión se convierta en un trabajo y le otorgue el mismo ingreso mensual que su trabajo fijo.
- No sabe por dónde empezar. Su trabajo actual lo conoce de la A a la Z. No sabe cómo emprender, siempre vió el tema de la pastelería como un hobbie de fin de semana.
2.- La mujer que tiene un matrimonio mayor a 10 años, aquella que tiene 2 hijos entre 3 y 13 años, cuyo marido es proveedor, pero nunca está en casa. A esta mujer no le falta nada económico. Su marido cubre todos sus gastos, incluso tiene una cuenta bancaria donde mes a mes su marido le hace un depósito con el título de «sueldo» por quedarse en casa y atender a los niños. Esa mujer que no es feliz ni un pelito, y que incluso tiene otras parejas sexuales fuera de casa.
¿Por qué no se divorcia?
- Porque nunca trabajó. No sabe qué haría sin ese depósito mensual en su cuenta. No cree que después de los 35 años pueda empezar a desarrollar sus talentos y vive entre la aceptación de una vida “tranquila” y la frustración de vivir con alguien a quien no ama hace muchos años.
- Porque piensa que si se separa sus hijos crecerán con algún trauma propio de las familias “disfuncionales”, y aquí me detengo un momento para comentarles que cuando escucho esa palabra, a pesar de que, como todas, es neutra, siento que en mi país se le da una connotación peyorativa. En lo personal, no la utilizo, pero la cito aquí porque la escucho mucho en sesiones con mis mentoreadas.
- Porque cree que no será capaz de encontrar nuevamente pareja, no sabe estar sola y piensa que con su marido actual, por lo menos no envejecerá sola criando 3 gatos.
3.- La mujer exitosa a nivel laboral a la que por lo menos 1 vez al año la nominan para que asuma la gerencia o vicepresidencia de la multinacional para la que trabaja. A la que es muy posible que le quieran ofrecer ser parte de los accionistas y que nunca acepta los ascensos.
¿Por qué no acepta?
- Porque piensa que sus superiores se equivocan al pensar en ella. No cree que sea capaz de desarrollar el nuevo puesto. Teme equivocarse.
- Cree que tener un cargo mayor, implica mayor responsabilidad y horario laboral más largo y no quiere dejar de hacer lo que hace en su tiempo libre (pero ni siquiera pregunta que acarrea el nuevo puesto, todas estas historias solo son reales en su cabeza)
- El nuevo puesto implica viajar a otras ciudades. Ella sólo ha viajado acompañada, nunca ha hecho viajes sola. No se atreve a pisar un aeropuerto sin su familia o dormir en un hotel sin otra persona.
¿Cuál es el patrón común?
El Miedo. El miedo puede disfrazarse de muchos otros sentimientos. Tienes que ser muy hábil para identificarlo. ¿Quieres saber cómo puedes detectarlo?, aquí te dejo algunos tips:
¿Cómo reconocer si es el miedo el que no te deja avanzar?
1.- Pregúntate: ¿Si no tuviera miedo, qué haría?
Por lo general, esta pregunta es la que te llevará a una respuesta real y honesta con respecto a qué es lo que realmente quiere tu corazón. Muchas veces dejamos de hacer lo que en realidad nos gustaría hacer por justamente eso, EL MIEDO a lo desconocido, a no saber qué vendrá después de haber tomado la decisión del cambio.
2.- ¿Qué es lo peor que podría suceder si acepto seguir mi corazón tomo la decisión de cambiar?
Haz una lista de los pros y los contras. Yo soy muy partidaria del papel y el lápiz, pero tú la puedes hacer en digital o en tu mente. A mi me sirve volcar mis pensamientos en hojas, para sacar lo que llevo en el corazón y así he podido tomar mejores decisiones de las que tomé por impulso o de las que tardé años en tomar por miedo. Una vez que hayas hecho tu lista, mira que lado pesa más y guíate por el que te haga más feliz.
3.- ¿Cuál es el mejor escenario si decido hacer este cambio?
Nuevamente, coge papel y lápiz y escribe todo lo maravilloso que vendrá si decides cambiar. Un nuevo trabajo, una nueva vida, probar nuevos estilos, usar un nuevo color en el cabello. No necesitan ser cosas exageradamente grandes. Pueden ser desde un cambio de rutina matinal. A veces actuamos por repetición, no nos damos cuenta que seguimos el mismo patrón día a día. Y eso está muy bien si son hábitos que hemos decidido implementar conscientemente, pero hay que evaluar si son rutinarios y no nos están llevando a ningún lado nuevo o son positivos para alcanzar nuestras metas.
Ahora que sabemos cómo se siente el miedo, por qué aparece, cuál es su finalidad y cómo identificarlo, vamos a la parte práctica. Te compartiré algunas de las herramientas que utilizo y que te pueden ayudar a minimizar el miedo natural que sentimos al enfrentarnos a algún cambio:
5 HERRAMIENTAS PARA MINIMIZAR EL MIEDO AL CAMBIO:
1.- Definir un plan de ruta:
Por lo general lo que más ansiedad nos produce un cambio es el miedo a lo desconocido. Cuando tomamos la decisión de hacer un cambio en nuestra vida, lo que baja esa ansiedad es sentarte con tranquilidad a diseñar un plan de ruta en el que coloques con fechas establecidas las acciones concretas que vas a desempeñar para alcanzar ese objetivo final.
Tomemos como ejemplo a nuestra amiga pastelera, aquella que sueña con el corazón dedicarse a hornear de manera profesional y no ir más a una oficina. La sugerencia sería: ¿Deja mañana mismo tu trabajo, renuncia y emprende?, ¡PUES NO!. Si lo que a ella es justamente eso, el no saber que vendrá después lo que la frena a emprender, pues habría que diseñar un plan de ruta, en donde se empiezan a incluir horarios para dedicarle a la creación de la marca, y todo lo que ello conlleva. El día que deje su trabajo estable llegará, y ella se sentirá satisfecha.
2.- Imagina tu vida en 10 años:
Esta es la que yo utilizo cada vez que mi cerebro reptiliano quiere protegerme de algo y prefiere que me quede en el mismo lugar donde me he encontrado cada vez que he sentido que ya no pertenezco al lugar en donde me encuentro. Mira dónde estás hoy, pregúntate si allí quieres permanecer cuando tengas 10 años más. ¿Te gusta lo que ves?, si te gusta, pues no cambies nada. Quédate allí inerte, que seguro si no te mueves, allí te saldrán raíces. Pero, si no te gusta esa visión y quieres ir por más, regresa al punto número 1 y elabora tu plan de ruta.
3.- Contrata mentores:
De mis favoritas. Cuando entendemos que nuestro mayor activo es el tiempo, no queremos pasar 3 años en algo que podemos aprender en 3 meses. Cuando ya sabes para dónde vas, busca referentes en la materia. Contrata a quienes creas que resuenen con tu energía. Aquellos que ya hayan recorrido el camino que tú empiezas a recorrer y que no te ayuden por el dinero que puedas poner en sus bolsillos sino porque realmente veas la pasión en sus ojos cuando te hagan una mentoría o te dicten una clase. No es difícil acertar, tu corazón te va a llevar al indicado.
4.- Limpia tu energía:

Soy una mujer de rituales. Creo en el poder de las plantas y en la sabiduría de los minerales. Una bruja de nacimiento que ha desarrollado sus poderes naturales en el transcurso de los años. No te asustes, lo que asusta es la ignorancia. Bruja para mi entender, no es aquella mujer que destripa animales o utiliza su sabiduría en hacer daño. Bruja para mi es aquella mujer que conoce las propiedades de las plantas, y que ayuda a sanar el alma de sus hermanas. Aquella que conoce de los ciclos de la luna y lee sobre los planetas para volcar todo lo aprendido en sus compañeras de camino, aquella que con una taza de té te hará sonreír.
No pretendo que te conviertas en una, aunque si quisieras, podrías desarrollarlo al igual que yo. Todas nacemos con la misma habilidad, sólo que algunas personas prefieren taparlas e ignorarlas y otras como yo, decidimos explorarlas y desarrollarlas en beneficio propio y de otras.
Mi abuela materna era una mujer muy sabia, ella sólo tuvo primaria completa pero eso no impidió que sea de las mujeres que más he aprendido en la vida, es por eso que hoy te quiero recomendar que consigas PALO SANTO y limpies tu energía con él.
El recogerá todos tus miedos y los transmutará en paz, tranquilidad y bienestar.
Si nunca escuchaste de él déjamelo en los comentarios y hacemos un artículo especialmente de las maneras que conozco y utilizo para limpiar mi energía personal y la de mis espacios.
5.- No escuches comentarios ni consejos de quienes no han logrado nada:
No a todos les gustará verte crecer y progresar. No todos creerán que puedes lograrlo, y eso es realmente porque ellos mismo no creen en ellos y se proyectan en tí. Cuando tú llegas con una idea realmente buena, algunos se aterraran y te dirán, nuevamente, con su cerebro reptiliano que no lo hagas, “que así estás bien”.
¿Pero, escucharás el consejo de tu amiga casada y deprimida porque no tuvo el valor de dejar su antigua vida?, creo que ella no será la mejor persona a la que le pudieras pedir un consejo sobre si te divorcias o no.
¿Escucharás a un hombre de 60 años que nunca dejó la oficina por la tranquilidad que le otorgaría la pensión estatal? Creo que él no será el mejor ejemplo de “ve y emprende”.
Escucha los consejos de los que están donde tú quieres estar. Algunos padres, en su infinito amor te dirán que no lo hagas, porq nuevamenteeeeeeee, su cerebro quiere protegerte. A Dios gracias no es mi caso. Mis padres siempre me han apoyado en mis decisiones. Cuando avisé que me casaba, como cuando avisé que me separaba, cuando decidí estudiar Derecho y cuando decidí dejar el estudio donde trabajaba. Cuando decidí empezar a viajar a Miami a traer ropa y hacer de mi departamento un showroom, como cuando decidí ser madre a los 20 años. Soy muy afortunada, la verdad es que todas mis decisiones siempre han sido propias.
Esas son las 5 herramientas que vienen de pronto a mi mente, espero que te ayuden a decidir enfrentar tus miedos y que sepas que siempre hay bendiciones escondidas detrás de los cambios.
Un beso.